viernes, 9 de febrero de 2024
Cura de palabra
¿Sueño liviano? ¿Huesos tirantes? ¿Qué te duele más, papá? "Te quiero mucho" era un ensalmo para los males en la infancia.
Estoy perdido en el monte de mi adultez cuando recuerdo esa frase que era familiar en casa, que era casa en la noche del llano. Mientras escribo, un pájaro es atrapado entre las garras de su depredador en la luna llena. Predador y presa se enfrentan dignos: hay presencia, deseos cruzados, necesidades distintas, todos atributos del amor. Los miro y yo también soy ese gato que retiene a la presa unos segundos, el que bebe el aliento de su alma. Yo también soy esa presa que pelea con aleteos y ensalmos para no ser devorada sin luchar. Mis deseos son otros, tus necesidades también. Pero como el jabón que engrasa y hace un cebo con los restos del día, soy estas palabras que a veces necesitamos para renovar el ritual de cura: "te quiero mucho, papá".
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