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domingo, 31 de marzo de 2019

¿Este diario me piensa a mí?


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¿Este diario me piensa a mí?
Mis entradas diarias (a veces, salidas) parecen definir una búsqueda, una silueta, una “Yemanyá deseada y deseante”. Puede ser que sea, digo y me entusiasmo con el plan, convoco, profundizo en el asunto.
¡Cuánto de intención le sobra a una filosofía estoica! Si me veo firme y noble, no me parezco. Será que hay extensión de lo que voy siendo más allá de este límite-cuerpo. Ni hablar de lazos-extensiones familiares, de conexión sensual, misma configuración astral, será. Humildemente el Ser rebasa al sueño del hombre  racional de occidente; pienso y existimos; el Ser o lo que Sea se expande y contrae sin cuerpo propio que le calce entero. Sino cómo explicamos o cómo aceptamos vivir la atracción de lo nuevo, lo inaudito de la muerte, el óleo del amar a mares.
¿Y de intención cuánto vive una filosofía epicúrea? También me encontré ahí, hay que decir, sin buscarme. Nadé, comí, fumé mientras leía. Hasta gocé de los privilegios de un dios lejano a los hombres crédulos.
Cuando el regocijo se tensa entre fuerzas profundas y abundancias arteras ¿qué propósito guía al Ser, al Estar aunque sea, errante? Sobran libros, tenemos patria, la pampa infinita fija el esplendor de un sol que brilla pero sin errar quemamos, pensamos, trisamos espejos que alimentan Imperio madre.

domingo, 24 de marzo de 2019

Walsh

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¿Un hácker entre estantes y solapas? No. Rodolfo Walsh se niega a producir tapones de cera para martillar con su máquina. Si tiene que transformar la maroma de lo oído en canto coral de voces sociales puede encerrarse en la isla o trasnochar en la garúa clandestina.
¿Un graduado empujando ideas y preguntas tímidas? No. Rodolfo acepta el lenguajear estético como filtro, tamíz, mediación legitimada, seductora.
Rodolfo amplía (desarma y sangra) el lenguaje sustantivado de la tecnocracia con las formas dispersas del decir social, en abanico extendido.
Rodolfo muta el habla popular rioplatense cotidiana en unidad-totalidad simbólica de las luchas existenciales del opri.
transforma la letra experimental americana en pluma que dignifica una lengua todavía lúcida.
¿Un retórico entre libros y espadas? No. Rodolfo juega limpio, claro y diáfano, ni es único ni espera elogios postergados por eso renuncia a los beneficios exclusivos de una tecnocracia de élite. "Ser diáfano, absolutamente diáfano", resume.