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viernes, 7 de octubre de 2022

La oveja Selma


A Pablo le había inquietado la historia de "Selma", de Jutta Bauer, como a muches de nosotres.

-Yo sacaría el marco pedagógico de la pregunta al viejo sabio - le aclaré - para quedarme con la historia de la oveja.

La lección era transparente, eso es lo que acordamos. Selma come pasto, enseña a los niños, hace ejercicio, come más, habla con vecina, duerme. Cuando le preguntan qué haría con plata ella contesta: comer, enseñar, etc.

A Pablo le conmovía la potencia de la libertad del que sabe sencillamente vivir como le pide su lugar, dándole a su entorno un valor ético. Pero además creo que le apasionaba la firmeza del pulso comunitario ante la invasión del que piensa distinto: como si Selma le mostrara al entrevistador que la felicidad para algunas puede consistir en no forzar la mirada sobre un futuro que se pulveriza.

Ahora me pregunto: ¿con qué fin se lanzaría la flecha de la historia hacia un blanco que se sabe movedizo e ilusorio?

La oveja Selma como visión desde una vereda tomada, lección para intelectualismos ciegos, podría decir Pablo.

 


viernes, 30 de septiembre de 2022

La escalera de madera

 


Rumeo como vaca siamesa lo que Pablo me comenta sobre "Stoner" de John Williams. Le doy mil vueltas a ese libro de bolsillo hasta sacarle pelusa.

Hay una austeridad de recursos, una compañía empática pero informada entre quien narra y el personaje que es, a primera vista, tímida herencia del iceberg de Hemingway: parece que una historia mínima aflora para ocultar lo que la sostiene a flote. La voz que toma el mando sobre la historia de Stoner no da lugar a conjeturas sobre las explicaciones/raíces de los sinsabores del protagonista: la historia oculta o subterránea es la literatura misma, su enigmático poder liberador para algunas vidas y lecturas.

Eso le digo a Pablo, como explicación subacuática: la historia sumergida, que se escucha distorsionada brotando desde el abismo, pronuncia la palabra "clásico", un rumor de fondo, diría Calvino, un rumor que persiste a pesar del ruido.

Cuando termino de deshilvanar mi ruido mental y callo, Pablo está a mi lado, mirando al frente y dice que le importa lo que digo (me inflamo de orgullo docente), pero que la forma de esa novela también le hace acordar a él mismo como padre de un hijo, como conciencia de lo indecible de su silencio. "Como este escalón", insiste, "que compone con dureza la imagen de un acceso al hogar. ¡Y es la misma madera que espera agazapada su momento para mezclarse otra vez con la tierra!".

 

domingo, 18 de septiembre de 2022

Poema de la antología "Crisol de letras 2"

 


Lógica

 

No hay un juicio final.

Somos testigos de nuestro propio desbande:

ahora el pan ha aumentado

y no se consigue la sal de las señales

en las librerías de turno.

 

Ni hay válvulas de escape.

Somos polvo en cruce de espejos,

en caleidoscopio que una mano gira:

cuando la mano duda nos afirmamos

en nuestra propia sombra.

 

Por lo tanto hay esperanzas.

De pronto, recuperamos aliento:

soñamos que somos una partícula

de nuestra misma lógica final,

girando la mano que gira la lente.

 


domingo, 24 de abril de 2022

Yo no tuve

 

Yo no tuve un amor temprano con el mar como tantes. Mediterráneo y cercano a la idea de sierra, montaña o loma, y sólo mudando tierra mientras el sueño de alguien más me acompañara, visité el mar en ocasiones, afirmando mi no-afecto, mirándolo mal.

Ahora tuve que elegirlo, primero en algún tipo de sueño donde el mar fuera un rastro, donde dejara alguna huella sin manifestarse frontal. Lo soñé en acantilados donde olas como flechas dejaban espinas clavadas, lo soñé en el sonido de las espumas de un lago.

Pero que el mar fuera un motivo para erizarme era cuestión de encuentro con su llamado o de iniciación ritual. Pienso que de esa ceremonia está hecho un viaje antes que de mapas o kilómetros: pienso que algún residuo ancestral estará latiendo en arenas que no son de Vinaroz o Valencia, porque no importa demasiado la genealogía literal, sino que los caminos son misteriosos porque son caminos.

En ese vértigo del agua como nuevo afecto pude andar el camino sin pedirle explicaciones, entregado a sentir mi piel como coraza o como líquido salado y corriente, a sentir las temperaturas hermanadas del mar y mi sangre en el mismo instante en que un impulso interno me hacía correr, nadar o latir a un ritmo de vaivén entre mar y tierra, entre las aguas primeras del vientre y el llanto breve de la soledad madura. En ese camino un amor como tantes se inaugura.

domingo, 10 de abril de 2022

El cuerpo obrero. Corazón

 


Postal para mí al lado de ustedes. Si hay un dios adentro que maneje editor de fotos, que tenga experiencia en teletransportaciones o corte y pegue a mano con prolijidad.

Recibo su postal en cualquier casilla. No estaré del lado exterior de las cosas cuando brillen sus voces queridas: ninguna voluntad quise conquistar con sangre y verso como para homenaje en primer plano.

Miren, sólo así, abriendo este portal exagero la guía pedagógica que quiero brindarles: cuando llegue la imagen la mostraremos en la mesa, así se sumará una copa en alto desde este lado interior.

Cada cual quizá en su memoria almacene y expanda una versión similar de la huella que dejamos: su lado interior de la moneda o una expresión rítmica precisa. Eso será todo un ritual pero seguramente no estaré ahí cuando enfrenten al Gran Enigma, a la Sombra Madre o, incluso, a la emoción doméstica del calendario. 

De este lado de las cosas, yo estaré forjando mi propia postal.

 


sábado, 5 de marzo de 2022

Retratos

 


 

¿Fin de carnaval rumbo al otoño?

“Corrió agua bajo el puente”, me digo con el corazón latiendo al ritmo de una crecida. Pero la palabra-que-corre, espesa y zigzagueante, se estira entre orillas, corrientes y remansos. Cuando escribo, me aferro como náufrago a alguna expresión resonante.

Si el "ser hombre" se parece a la palabra “sostener”, como inventaba Alan Pauls en otra crónica, hoy la pérdida que lastima mi "ser hombre" es la dificultad para “sostener(me)” y darle vuelo a mi pasión. Camino y mis pies sospechan del mundo. Hablo y mis palabras se enriedan en las cosas.

Puedo arreglarme en el día: trabajar, visitar, hacer de la casa un hogar... pero en la noche se abre un cerco de arbustos y sombras entre los caminos de mi herida. Entonces ardo como un niño de curiosidad y lo quiero cruzar a oscuras.

A veces hay fuerzas y salto con todas mis fibras. A veces le hablo o escribo versos que borro y vuelvo a escribir. De cualquier manera el cerco está ahí, echó raíces. Hasta le podría poner nombre propio o llamarlo sistema.

Otras veces, para cruzarlo me conducen las miradas amigas: como esa foto furtiva en que un abrazo de la maga de los Confines me alcanza desde el tiempo circular para comprender cuál es hoy mi vasija, cuál es mi lugar en el Aire Libre: abrazo, mirada al horizonte y sonrisa.

"Corrió agua bajo el puente", diría ella, "para que el aire de entre medio haga dos veces tierra".

 

Créditos:

Foto de Bodoc: ¿Tere?

"El aire de entre medio": Noe Lía

"sostener": Alan Pauls, "Mi vida como hombre"