Páginas

lunes, 25 de enero de 2021

Palabras de Marta IV


“Hay una Ley de la atracción propia de la literatura”, lo digo ahora como pienso que Marta lo vería antes: porque de eso se trataba la circulación literaria antes de la infodemia. Ella diría: “lo que andás buscando está ahí, pero no lo ves si no andas con la mirada puesta. Enseñame a mirar, le dice el hijo a Santiago Kovadloff. Porque hay una inmensidad de textos en las mesas, en los papeles, pero vas y ves ese que estabas buscando ya sin esperanza de encontrarlo. Ahí están Noé y su círculo. Te conocen o te saludan cortésmente pero no te están buscando. Ahí está tu compañero al que quieren conocer. Rige la Ley de la atracción. En cambio, vos te encontrás con tu Néstor Sánchez que nadie busca. Bueno, tenés un camino hecho con la lengua”, diría. “Cada cual se regodea como quiere: seguilo y fijate a dónde va, es lo último que te puedo decir”.

 

Andar de Bashó


 

Andar de Bashó

 

Después de que nos acusamos callé

como flor arrancada de cuajo.

Insistí en mi herida, ciegamente,

hasta que escapé buscando visión.

 

“Flor caída… es una mariposa” leí:

los versos podrían exagerar el drama,

si dijéramos “yo estaba en tu sexo

donde apoyaba mi venda” o

“yo andaba por tu boca

donde tarareaba mi canción”.

 

Nos llevó un año madurar libertades,

decir los primeros miedos, las heridas grandes.

Como un ala que busca su memoria del aire,

como un cuerpo que anuncia,

versátil y diáfano, su andar,

ahora guiamos a la mariposa, Reina,

en su retorno al árbol. 

viernes, 15 de enero de 2021

El cuerpo obrero. Comunidad

 


 

Pensaba que no estaba viviendo el tiempo, que la experiencia me separaba del lenguaje. Decía: “reunido acá estoy en la cresta que me aleja del corazón de la ola. Rompo corrientes al nacer, rompo medidas fijas. Pero el reflujo no me devuelve un orden, no me devuelve un ‘hacer’ verbalizable”. Sabía que donde no hay verbo la impresión se disuelve, el flaco adjetivo apenas sugiere lo que calla.

Sin embargo cada noche volvía entorno al fuego. Antes de acercarme lograba resistir la tentación que me convocaba a contarlo todo de una vez: no era un impulso ciego lo que me llamaba, un vómito. Tampoco era una puja de conciencia, un dilema irresuelto. Era simplemente una idea muerta que tironeaba, casi una fórmula o un mantra olvidado a medias. Los demás del círculo estarían por lo mismo, según balbuceábamos.

A mi turno los miraba escucharme y pensaba, tal vez me convencía: “si me diera leña o rosca mental con esos palos de más que cada uno apila acá cantaría mi epitafio. Soy un sobreviviente de las cuevas, pero no un viejo encuevado”. Sin embargo, al otro día enfilaba agachado para la loma, a pura autocompasión.

Hasta que un día llegó mensaje con la pregunta indirecta de Simone “¿para qué la acción?”, y la comunidad me confirmó sus respetos. Entonces afirmé los últimos palos. Terminaría un cerco a tono con la fortaleza de la piedra y con la calidez de la madera que reviste techo y paredes. Convencido en mi sesión constructiva abracé al árbol y me retiré en descenso, por la parte de atrás del nuevo refugio. “Mejor omitir anuncios”, pensé, con la voz pasiva del “hacer” verbal.

 

lunes, 11 de enero de 2021

Palabras de Marta I

 


La veo a Marta Cisneros, mi querida Patora, y me cuenta en la calle:

“Ahora preparé a un chico, así como vos, de un barrio de la periferia, en Córdoba: todas en contra. Tenía que probar el Ingreso en la Facultad. Nos pusimos varias semanas a prepararlo. Un día me llama Nahuel y me dice:

– Tiramo una carne a la parrilla con mi mami, ¿se anima a venir, señora Patora? A festejar, ¿no?

  ¡Claro! – le digo – ¿Dónde queda tu casa?.

Comemos el asado en el río nomás y me comenta:

– ¿Sabe que ahora me dieron ganas de estudiar Lengua y literatura?

No solo había ingresado a Abogacía en la Facultad con-más-trayectoria-del-país sino que también había descubierto que en la lengua y la literatura estaba la llave, tenía el poder de conocer y dialogar con el saber, con el Saber sin trabas ajenas. Que Bourdieu, que Mignolo, como si estuviera en la esquina de la infancia contando autos que pasan.

– Pero, escucháme una cosa: ojo, vos elegís una segunda carrera pero primero ese papel para abrir camino, ¿eh?”

(Foto: detalle de "Nota al pie" de Nacha Wollenweider)