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viernes, 29 de noviembre de 2019

El cuerpo obrero. Visión





Desde el punto de vista de la Armonía del Cosmos poco tengo que hacer para reparar este legajo, y "hacer" y "reparar" ya es exagerado. Digo que cualquier efecto-fin-logro en Neoccidente no puede resumirse (si es que nombrarse puede), y para más claridad, destejo que mi programada voluntad reúne al menos cuatro o cinco fuerzas:
- la consciente como resultado del oír-decir que configura un relato posible en torno al Yo o yo expandido en comunidades de pertenencia filiatoria;
- la "zona oscura" de reversiones de lo consciente (sueños, peleas, humor, angustia, juegos);
- la configuración cósmica en torno al nacer: sello, signo, ascendiente, luna, sol, luna solera;
- la conspiración del poder-sobre en sus maquinarias del miedo y la libertad;
- la mínima de afiliaciones no filiatorias, la instantánea libertaria o misión sagrada.

En otro folio de lo biográfico pienso que entre lógico y feudal, el punto de vista armónico se aupa sin salario, sin retórica organizada, y pregunta: ¿por qué la "mínima de las afiliaciones"?, ¿cuál es la "máxima? ¿quién come a quién, voluntad o poder, quién mira?

Otra versión: cuatro o cinco fuerzas en una misma partícula, montones de partículas entrelazadas pero ¿cómo se enlazan sus pulsos? ¿es Neoccidente el corazón de la bestia o es lenguaje de programación para foto-carnet?

Presiono ESC para salir de la visión.

miércoles, 27 de noviembre de 2019

El cuerpo obrero. La voz anterior



Cristal sobre letra roja, cuadro, entrada de flauta y silencio sobre fondo negro, pero en pantalla dividida van los títulos. Huellas, pistas podridas, recortes, escamoteos, fintas, puertas, rollos, rollos y más rollos de intriga.

Acá se acaba el misterio: así se filman una serie o diez, para vivir lo que no viviré de la oficina para afuera, de la boca para adentro y bis.

Sobre esa herida de silencios sustitutos ladra un perro. Primero creo que repite un canto o pacto de comunicación ancestral; el ladrido evoca y renueva un pedido, una alegría, una amenaza. No.

Después creo que a lo mejor ladra llamando a humano o traduce como lenguaraz entremundos: "#vereda opuesta #perro blanco #hambre #carencia de alimento #indigno dueño". No.

Finalmente hegeliano, me creo una versión menos eficiente y salgo a la calle o asomo a la ventana. Nada averiguo. Son rollos y más rollos sin develar de intriga.

Pasan los días, practico ladridos y escribo a coro con otros perros. No descanso en la búsqueda. En algún túnel de la cueva mi voz de perro me guiará sin intriga. Con la lengua de mi tribu, con la boca como viento que encuentra huelga respiraré las huellas de un camino anterior. No habrá serie ni remate efectista, solo una última imagen con el cuerpo en marcha y la lengua afuera.

miércoles, 20 de noviembre de 2019

¿Forcé un control docente?

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¿Forcé un control docente?
Cuando quise recular ya había una respuesta tibia esperando: intenté que no levantara temperatura. ¿Cuánto tendría de herida, cuánto de preludio de lluvia? Decantar y no decaer. 
Había setenta balcones y ninguna flor en mi lista de aplazados. Probé con un anticipo de desastre y ellas miraron; cuando giré sentí el murmullo (que me coman el cuero si soy carne de hoguera pública, que me destierren sin pena, dije). Pero la justicia estuvo divina cuando dejé la lista a tiro de lluvia. Fue la mejor manera de correr al poderoso de todo lugar, fue la mejor manera de agradecer a una gotera precisa e implacable, una carambola del deseo contra un sistema floreado de ideas. Si moja que anticipe la semilla, dije cuando ya se mojaba la herida curada.