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domingo, 28 de febrero de 2021

Palabras de Marta V

 Yo entré al aula vacía. Al fondo se apilaban los bancos. Marta venía atrás pero avanzaba preparando el terreno, como para no “decirme lo que yo tenía que hacer”.

“Ahora vos elegís ese camino”, dijo. “Tenés tiempo para experimentar, podés renegar de todo y cambiar de vida: es el momento. Pero no te olvidés de que también estás sembrando: no solo por los títulos o las primeras cosas que tengas, etc.”

Sacó de la cartera un abanico. Lo abrió y empezó a darse aire. “Estás sembrando lenguaje fresco, estás oradando y lidiando con las perras negras, dijera Cortázar. Escribí y guardá. Ya vas a dar tus clases aunque te de pánico cruzarte con pibes de tu edad. No importa, tus clases pueden ser en una biblioteca, un club o en tu casa. Pero anotá y guardá, no leas por un tiempo”.

Marta acomodó una pila de papeles en el escritorio, una pila que no tenía orden. Se ajustó el pañuelo al cuello y opinó. “Después vas a entrar en la Edad de la Razón, diría Sartre. Habrá carencia de abuelas. Tendrás que borrar caras y máscaras. Cuando las crisis se te hagan carne tendrás que luchar a tientas aunque te sientas débil. Vas a poder: ahí vas a tener tus papeles y mañas, suficiente hueso para roer. ¡Pero cuidado, que antes vas a cambiar los dientes aunque las perras no cambien de forma! He dicho”.