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lunes, 29 de julio de 2019

La experiencia de la Crítica



Pensando a la práctica docente como texto (extendiendo la propuesta del taller Grafein), autor, texto y lector confluyen en un círculo semiótico que puede expandirse cuando la práctica docente re-visada muestra su capacidad de ser revisitada, su naturaleza perfectible.
Si la experiencia de la práctica crítica es la experiencia de narrar una experiencia, labio sobre labio sobre labio, la remota Obra es el fantasma de Canterville. Siguiendo esa línea, no habrá lugar para la posteridad sino por la reescritura, como no cabe en esta página la luz directa de la lámpara sin sombra de la propia mano o como no habrá vigencia que no arrastre en su sillón de pana el fino trazo de esta lapicera roja.
Pensar la práctica docente de la crítica es, en lengua de hoy, una Experiencia, un labio que protege y expulsa, que elige e impulsa bajo presión de aire y músculo. Es pensar que sea con amor, que siembre vidas en lectores ávidos de su propia lengua y que al mostrar el círculo englobante coseche textos completos, lecturas sinceras, autorías responsables.



domingo, 28 de julio de 2019

Estábamos furtivos


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Estábamos furtivos. Nos comíamos la lengua con algo que no tomaba forma. En mí era un brote de abrazos, una playa de arenas blancas, un intenso calor que revoloteaba en la montaña. En ellos sería un barro que amasaban con palabras sueltas ("más libres", "que juguemos", "otro lugar") o espejadas ("traer lo que escribimos", "leer menos", "cambiar los grupos", seguir igual).
Mientras el barro se ablandaba yo pensaba si estamos secundarizados y "queremos lo que no sé pero ya", y hay un deseo de los cuerpos y los sueños agitando suelo adulto. Pero también hablo y hay un temblor en mi voz, la sensación de que lo espeso (la humedad, un foco roto, el mate que pasea su vapor por los bancos) acompaña mis movimientos; un fantasma que se mueve tras los hombros, se esconde torpe, queriendo ser visto. Podríamos nombrarlo casi, pero resiste a la intemperie donde se cruza con otras sombras y parece paisaje. Sin embargo, no dejamos de amasar: echan agua al fuego, preparo aire para alivianar los pesos que cargamos. Juntos visitamos otros espejos: hay una boca donde las palabras se rumean y otra donde tiemblan; una boca más las deja beber en su calor de higuera. Es ya tarde pero salen entre las sombras un querer que puede, una consigna pronta y refrescamos... juegos de tragedia.