No me baño dos veces con la misma lluvia.
En mi casa,
un chaparrón pone la base,
por momentos la chapa del galpón
se abre camino entre las goteras zapadas
en balde o toalla.
Fui al trabajo.
A primera vista,
un último reflejo de romanticismo
removió ternuras desteñidas:
entraste bañada de la calle,
el abrigo, los zapatos,
lo que quedó de un charco levantaron
los colores, los contornos de tu ritmo.
Te vi fértil y quise siembra,
te vi resistente y agradecí bailando.
Esta vez mi amor me bañaría en su fuego:
no estarías ahí para someterte a mi capricho,
sin embargo, amé tu sexo esa noche
entre mis sábanas
y le aullé a la luna,
para que no se fuera sola.