La veo a Marta Cisneros, mi querida Patora, y me cuenta en la calle:
“Ahora preparé a un chico, así como vos, de un barrio de la periferia, en Córdoba: todas en contra. Tenía que probar el Ingreso en la Facultad. Nos pusimos varias semanas a prepararlo. Un día me llama Nahuel y me dice:
– Tiramo una carne a la parrilla con mi mami, ¿se anima a venir, señora Patora? A festejar, ¿no?
– ¡Claro! – le digo – ¿Dónde queda tu casa?.
Comemos el asado en el río nomás y me comenta:
– ¿Sabe que ahora me dieron ganas de estudiar Lengua y literatura?
No solo había ingresado a Abogacía en la Facultad con-más-trayectoria-del-país sino que también había descubierto que en la lengua y la literatura estaba la llave, tenía el poder de conocer y dialogar con el saber, con el Saber sin trabas ajenas. Que Bourdieu, que Mignolo, como si estuviera en la esquina de la infancia contando autos que pasan.
– Pero, escucháme una cosa: ojo, vos elegís una segunda carrera pero primero ese papel para abrir camino, ¿eh?”
(Foto: detalle de "Nota al pie" de Nacha Wollenweider)
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