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Foro Autobiografía lectora

En un foro se recomiendan voces diversas para construir con más miradas una visión propia del mundo, la realidad o un tema puntual enfocado en ocasión: aquí enlazamos a un espacio de educ.ar portal educativo nacional donde personalidades leen un sitio web y señalan recorridos personales. De este modo compartimos lecturas de lectores, prácticas que nos conforman y definen lo que somos y cómo somos en el mundo 


Si entraste por acá al Blog
te invitamos a iniciar este intercambio revisando tu biografía lectora, una historia personal de lecturas, de los placeres y temores, de las alegrías y las angustias vinculadas con ella.


Proponemos ejercitar una rememoración acompañada de la reflexión sobre las experiencias que marcaron tu relación con los libros, experiencias en las que ingresa el mundo social y sus instituciones: la familia, la escuela, la cultura, la política y sus múltiples interacciones. Experiencias que habitan personas, lugares, sensaciones, pensamientos u olores.


Estamos apuntando al recuerdo de relatos, libros, situaciones de lectura o escucha, comentarios sobre la lectura, imágenes de otros lectores, textos que fueron llegando a tus manos de uno u otro modo, en distintas circunstancias, e incluso por azar, cuya lectura imprimió una marca profunda y significativa en tu forma de ver las cosas y el mundo.

No hay limitaciones de extensión puesto que el acto de recordar y narrar puede variar de una persona a otra, e incluso de un momento a otro en la vida de una misma persona.


No estás sólo
El lector de Ítalo Calvino nos acompaña atrapado entre la ficción y la realidad si seguimos los enlaces que se indican en este link:
http://www.tallerelplacerrebelde.blogspot.com.ar/2012_06_01_archive.html

Otros lectores http://www.tallerelplacerrebelde.blogspot.com.ar/2012/05/escenas-lectoras-en-fotografias.html son capturados en escena por el ojo de la cámara, posando algunos, atrapados otros con el cuerpo en el papel y la pantalla.


Te invitamos a compartir relatos como comentarios a esta entrada para reconocernos y aprender todos juntos desde la reflexión, la construcción y la reconstrucción de nuestros saberes y de nuestras ideas.

Para dudas o consultas escribir al mail tallerelplacerrebelde@gmail.com

18 comentarios:

  1. Pase el archivo por mail a tallerelplacerrebelde@gmail.com

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  2. Mi autobiografía lectora la envié ayer por mail porque el blog no m permitió publicarlo debido a que se excedía en la cantidad de palabras que permite.
    Juliana Romero

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  3. Autobiografía
    Mi nombre es Roxana Soria, nací el día veintiuno de octubre de 1991; en algún hospital me recibieron, el cual no recuerdo el nombre ni el lugar donde está situado, pero no viene al caso.
    En cuanto a la lectura, no conservo imagen de que me hayan leído libros desde pequeña, si de mi papá y mis abuelos escché varias historias que se remontan a lo misterioso, oscuro y terrorífico de las cuales eran protagonistas (según ellos hoy lo dudo), por lo tanto, mi curiosidad por la lectura se generó desde la oralidad.
    Recuerdo desde que aprendí a leer me escondía debajo de las mesas con cualquier libro, revista, manual, etc. lo que encontraba, otros lugares que me acogian en el acto de lectura eran el patio, el dormitorio, y durante mi adolescenciami lugar preferido era el baño que todavía no logro entender por qué, o si, allí podía hablar con Friki (mi amigo invisible). Bueno,el primer libro que mas afectó a mis sentimientos fue el clásico “Caperucita roja” y “La liebre y la tortuga”; luego en el inicio de mi adolescencia fue la novela “Matilda” y “Mi planta naranja lima” creo, que tuvo que ver con las historias de los protagonistas, en el cas puntual de Matilda me llamó la atención su poder especial de mover las cosas con su mirada, acción que intenté lograrlo hasta varios años despúes.
    A los diescisiete años me conmovió bastante el ensayo “La resistencia” de Sábato, de esta obra conseguí apropiarme del valor de la comunicación pura. Otro libro “Un mundo feliz”.
    Desde que inicié el profesorado de Lengua y Literatura los libros que leí y me convocaron a la imaginación y a otros mundos fueron: - “Lacasa de los espíritus” de Isabel Allende misteriosos personajes que se conectan con los espíritus y poseen características únicas. – “La metamorfosis” de Kafka , con este libro me sentí identificada una “cucaracha” en medio de este mundo. – “El quijote de la Mancha” de Cervantes con este libro me aseguré que uno de mis grandes sueños en viajar por el mundo y luchar por mis sueños.

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    1. Profesor Lucas utilicé la cuenta de Tatiana para enviarle mi autobiografía. Roxana Soria.

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  4. Mi nombre es Tatiana Cáceres tengo 22 años, nací el 7 de agosto de 1992 en Mina Clavero, luego nos fuimos a vivir a Salsacate un par de meses para luego regresar a Mina Clavero.
    Mi experiencia lectora comenzó desde pequeña cuando mis padres compraban libros grandes que traían muchos cuentos, actividades y juegos para realizar. Uno de los que más recuerdo y aun poseo es uno que venía en una valijita que poseía dos tomos; y se llamaba “Cofrecito” ; este contenía cuentos como “Papelito”, “el lobo y los siete cabritos”, “Los músicos de Bremen”, etc.
    Ya en mi adolescencia cursando mis estudios secundarios en el IPEM 285, los libros que más recuerdo y que me han gustado son “Otra vuelta de tuerca” de Henry James, “Crónica de una muerte anunciada” de García Marquez, y “Mitos de la Historia Argentina II” de Felipe Pigna, son muy interesantes por ejemplo el ultimo nos cuenta sobre muchas cosas de los cuales uno no conocía ya que en la primaria nos enseñaban lo básico sobre los próceres, en cambio el autor los muestra las cosas buenas y malas que pasaban en el país.
    Ya comenzando la carrera del Profesorado en Lengua y Literatura, los libros que me han apasionados y los cuales volvería a leer son “Ines del Alma Mia” de Isabel Allende, “Bodas de Sangre” de Federico Gracia Lorca, “Orgullo y Prejuicio” Jane Austen, “Romeo y Julieta” de W. Shakespeare, “Cumbres Borrascosas” Emily Bronte, “El Revés de las Lágrimas” y “Mariposas Griegas” de Cristina Loza.

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  5. AUTOBIOGRAFIA

    Me llamo Silene González, nací hace 25 años en una clínica privada perteneciente a la localidad de Villa Cura Brochero. Con respecto a la lectura en mi vida, cuando era pequeña mis abuelos maternos me leían cuentos y me contaban historias; hoy en día la única persona que lee en mi familia además de mí, es mi mamá. Ella realiza lecturas religiosas. Los cuentos que recuerdo son los más conocidos como Caperucita Roja, El lobo y los tres chanchitos; alrededor de los diez años leí un cuento llamado “El camino de chocolate”, me llamaba mucha la atención esa historia, me imaginaba yo caminando por ese sendero color marrón, y no solo eso, también llegaba a comerme todo el camino. Comenzando la etapa de mi adolescencia, en el secundario leí varios libros, el que más recuerdo es “Ciudad de las bestias”, en este momento no me acuerdo el nombre del autor, una historia de pura fantasía con personajes irreales y muy llamativos. Otra obra que llegué a apreciar visualmente dos veces, en el secundario y en el profesorado es “El principito” que muestra el valor de la amistad, del compañerismo. “La casa de los espíritus” es una obra que también me gustó mucho por la mezcla de lo real con lo fantástico, por los personajes y los hechos que suceden en la obra. Con respecto a la Literatura Europea, además del principito, “Otelo” de William Shakespeare comencé a leerla y me atrapó la historia que trata de celos y traición. Un cuento que leí hace poco de Jorge Luis Borges “El Muerto”, me tocó trabajarlo con los alumnos donde comencé mis prácticas, una historia que se relaciona con la realidad, me hizo reflexionar y opinar acerca de los temas que habla como la ambición y la traición. Otra obra que leí y volvería a leer es “María” de Jorge Isaac, me emocioné y lloré con esta historia de amor bella pero a la vez triste. He leído muchas más durante estos cuatro años de la carrera, estas que nombré son las que más me llegaron al corazón por sus historias; todavía me queda mucho más por seguir leyendo.

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    1. Profesor Lucas utilicé la cuenta de Tatiana para enviarle mi autobiografía.
      González Silene

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  6. Autobiografía lectora: Sandra Brito
    Qué lindo y a la vez que complicado hacer un recorrido por ese camino trazado sin olvidar detalles que seguramente son trascendentes y los estoy pasando por alto.
    Soy Sandra y estoy viajando al país de la felicidad y los mejores recuerdos, al lugar de las historias que nacen, que fluyen y a veces en el tiempo son una metamorfosis constante.
    Tengo entre cinco y diez, once años, época de escuela primaria de caminos rodeados de naturaleza, un hogar en zona rural, precisamente mi casa, tardes de verano con mi tía contándonos historias, y los clásicos cuentos de: “El Pastor mentiroso”, “La Caperucita roja”, “Los tres chanchitos”.
    En la escuela primaria era un mundo un tanto diferente ya que ahí si estaba en contacto con libros, aunque no tanto ya que estaban más en la biblioteca que en nuestras manos, dos son los que aún recuerdo, “La bolita azul”, “El jaguar amarillo”.
    Semillita, libro de lectura para primer grado, mi libro favorito, sus pequeñas lecturas, las imágenes y hasta una canción que aún recuerdo.
    En mi casa siempre fui y soy “la rata de los papeles”, ya que nadie leía, los libros no formaban parte de la rutina familiar.
    Otro lugar de encuentros con las historias estaba encasa de mi abuela, “una leona de dos mundos” una hermosa historia para volver a leer y compartir, “Las mil y una noches” atrapándome una y otra vez.
    En este último trayecto de mi vida son varios los que por una u otra cosa han dejado huellas trascendentes como “El Principito”, “Martin Fierro”, “Las novelas ejemplares” se Cervantes y las fabulosas tragedias de W. Shakespeare.

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  7. Recuerdo de niña la biblioteca de mi casa porteña, repleta de libros que aún no sabía leer pero que llevaba de un lado a otro, entre mis juguetes. Quizás, porque mi madre me leía un cuento cada noche y a su término, ante mi rostro entusiasmado cerraba el libro y me pedía yo le contase otro. minutos después, me iba a mi cama, no sin antes avisarle a mi padre que mamá se había dormido con el cuento.
    Siempre amé aquellos "cúmulos de hojas escritas", objetos preciados que me acompañaron desde que tengo memoria y es por ello que hoy recorro este camino junto a mis compañeros.
    "Romeo y Julieta", "Colmillo Blanco", fueron los primeros libros de cuentos que me compré de niña, pero lo que realmente marcó mi camino por la lectura fue la saga de Harry Potter, durante mi adolescencia. tardes, noches e incluso durante algunas horas de clase bastante aburridas, nos escondíamos con mis amigas a leer al fondo del aula, donde simulábamos prestar atención. a partir de allí, siempre me propuse leer las lecturas obligatorias, pero siempre tenía algún otro bajo la manga, la mayoría de las veces más interesantes. La magia de las letras es contagiosa, por eso siempre que termine de leer un libro tuve ganas de escribir mil historias. a grandes rasgos este es mi paso por esta actividad tan maravillosa que es leer. Gisela Simonella

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  8. Acompañado del infaltable mate y tratando de hacer memoria , aquí estoy intentando recordar esos libros que hacen a mi recorrido por las letras ,por las historias y por los mundos imaginarios, que tantas veces me sirvieron para escapar de una realidad que no era del todo grata de vivir.
    Me viene a la memoria la biblioteca de la escuela, un lugar al cual visitaba constantemente en busca de los libros de cuentos, que deletreaba o inventaba sus historias guiándome por sus dibujos, todos los días llevaba uno nuevo a mi casa. Pero una vez que estos entraban a ella, ya habían sido leídos en ese transcurso de dos kilómetros que me separaba de la escuela. Ahora que lo pienso, debería haber premeditado eso y, llevar más libros pero no era posible. Tal vez estaba acostumbrado a que sea así.
    En las horas de recreo quedaba como el "colgado" que prefería leer a jugar al fútbol. No podía perder las ganas de leer a pesar de ello. Así me veía en los banquitos de madera de la galería que daba al patio simulando, sin expresar movimiento, ser el héroe de la historia.
    Aún puedo percibir el olor a esas páginas de "Paturuzito" o los clásicos como "Cenicienta”, “Caperucita Roja”, “Alicia en el país de las Maravillas" etc. La escuela me animaba a leer y yo no me oponía a eso, si no que encontraba en los libros el placer de sentir , de jugar , de vivir un mundo de fantasías .No quedaba bien leer tanto , en mi familia era "el anormal" y por ende era considerado el "Sarmientito" , que en ese momento me enorgullecía. Luego de conocer más sobre éste hombre, en aquel momento, probablemente, me hubiese negado a que me llamen así.
    De más grande me alejé, sólo leía aquellos libros que hacían al currículum exigido en el colegio como: "El Lazarillo de Tormes ", "Don Quijote de la Mancha", "El Mio Cid”, "Robinson Crusoe”.
    En un momento leí "El principito" y fue un libro que me recordaba la infancia y ahí, casi indefectiblemente, comencé a escribir en revistas como "Tartaburé" .Sin embargo no estaba en mis planes leer, mucho menos en mi rutina hasta que un día, por azar comencé a estudiar Lengua y Literatura. Hoy creo que interiormente, tal vez en lo más profundo de mi subconsciente, había quedado el olor y el recuerdo a mis cuentos de niño que eran un medio de sobrevivir a lo que siempre rechacé y rechazo, la violencia. Hoy veo a la lectura como un placer difícil de expresar, porque no hay palabras que puedan entender completamente lo que significa. La mejor opción para saber de qué se trata, es leer; leer por el sólo hecho de no poder no hacerlo. Seguramente hubo más libros que conocieron mis ojos, pero a veces están ligados a recuerdos dañados por la necesidad de despegarme de esa cruz, de esa cruz que aún sigue latente.

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  9. Karina Morales
    Desde muy pequeña me gustaba dormir con mi abuela ella no paraba de contarme historias de su niñez, me apasionaba escucharla hasta altas horas de la madrugada, eso era lo que hacía enojar mucho a mi madre. Era maravilloso ver como del dibujo que formaba el humo del espiral ella me representaba el más fantástico de los relatos.
    Recuerdo mi primer libro de cuentos clásicos infantiles, era muy grande y de tapas duras que apenas podía llevar hasta las manos de mi mamá para que cada noche me leyera una historia distinta. Entre ellos estaba la historia de” Hansel y Gretel, Caperucita, Los tres chanchitos, Tomás el cazador y otros. Finalmente ese libro terminaría incinerado como los libros de Caballerías de Don Quijote, por supuesto por error, error que muchos años después sigo lamentando.
    Pero no puedo olvidar uno que marcaría mis últimos años de niña mimada, un regalo de una tía que uno tiene por elección y no por lazo sanguíneo ,”UNA NIÑA ANTICUADA” de Luisa Alcott,en una de las tantas veces que estuve internada a causa de mis problemas respiratorios. No solo disfrute leyendo sino que varios días después aun lo recordaba con la misma emoción que sentía mientras lo leía, contándoselo a todo el que viniera a visitarme.
    No recuerdo hasta mi época de escuela secundaria otro que me haya atrapado como ese. Recuerdo “EL PRINCIPITO “que me gustó mucho, pero vale aclarar que hasta no haberlo leído de más grande no comprender el hermoso mensaje de amistad y compañerismo que había en él y del real significado de “lo esencial es invisible a los ojos”. Tampoco puedo dejar de recordar “El coronel no tiene quien le escriba”, “El amor en tiempo de cólera” y algún otro que indudablemente no dejaron mucho en mí ya que no los recuerdo.
    De pronto mi vida tomo otro camino y de ser una adolescente como todas mis amigas y compañeras, me encontré con un bebe hermoso en mis brazos, mi hijo, así fue como nuevamente me encontraba leyendo y narrando historias que no hacía mucho yo había escuchado.
    El resto de libros que leí en estos cuatro últimos años son los que exigieron en mi carrera y todos mis compañeros conocen. Unos gustaron más que otro pero de todos guardo algo en mí, viajes, paisajes, y mundos fantásticos y maravillosos. Pero nunca el amor y el recuerdo con que la abuela me leía todas las noches.

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  10. Mi nombre es Sandra Guzmán. Les voy a contar de mi experiencia lectora:
    Cuando era muy pequeña (ya hace bastante de esto), mi dulce mami me narraba, de forma oral, historias un poco fuera de lo común. Algunos muy conocidas como “Los tres chanchitos”, “La caperucita roja”,” Los siete cabritos y el lobo”, pero uno lo recuerdo muy especialmente, no por la historia en sí, sino por la expresividad en que mi madre me lo contaba, era la historia de una cabra y una hormiga.
    En mi paso por la primaria no hubo una obra significativa que recuerde, una que otra leyenda o la lectura de “la biblia de los niños”, que por ser una escuela católica la leí completa.
    Al llegar a mi adolescencia leí uno que otro libro por obligación, el que sí recuerdo es “Chico Carlos” de Juana de Irbarbourou, me sentí un poco identificada con la protagonista.
    Por mi propia cuenta leí un pequeño libro de amor, de Corín Tellado, que me atrapó la historia de amor. También gracias a mi abuelo postizo Vicente, leí su colección de historietas de “Condorito” e “Isidoro Cañones”, seguramente de allí saco esas dotes de humorista.
    Una vez que entré en el profesorado, que fue por casualidad o el destino así lo quiso, descubrí realmente el valor de comunicarme con un libro. Ahora no puedo pasar mucho tiempo sin leer, lo necesito, es como una adicción que tengo, solo que el tiempo no me ayuda.
    Me pasa que cuando comienzo a leer, no puedo parar hasta llegar al final. Una vez me acosté a leer y cuando miré el reloj eran las seis de la mañana, las horas pasaron sin darme cuenta, me metí tanto en la historia que me perdí en el tiempo y eso fue una experiencia asombrosa para mí.
    Hace una semana leí “Los árboles mueren de pie”, de Alejandro Casona, y me digo guau que buena historia, me quedé fascinada y sé que como este libro hay muchos más por descubrir, no veo la hora de tener tiempo para disfrutar de esos momentos.
    Es un mundo fantástico cuando se da la relación entre el lector y la obra, en donde se encuentran sensaciones y sentimientos a flor de piel y es allí donde se descubre el placer del texto.



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  11. Al igual que Romero Juliana, lo paso por mail. No lo acepta.

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  12. A pesar de los inconvenientes, el fin de año, el casi-fin de cuatro años es muy valioso leernos cómo leíamos y leemos, nos motiva a resignificar nuestra identidad como lectores y aceptar los nuevos desafíos porque tenemos esa memoria vegetal que nos sigue acompañando, y también, porque exploramos usos múltiples de la memoria mineral que nos inquieta como el cuarzo de la sierra que vemos cada mañana

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  13. Al azar tomo algunas autobiografías, leo y escribo, ¿quién no se identificaría con algún recuerdo ajeno que evoca uno propio? Román nos lleva, en su recorrido de lecturas, a caballo de padres y libros de grado. Hablamos poco en clase pero sentimos el mismo desafío al leer por primera vez ante un auditorio extraño. El cuento contado acompaña a Román: es su destino, diría Borges, revolver las arenas de la memoria para encontrar una aguja con la cual tejer historias.
    A esta historia de lecturas la continúa Jesica P. o, por qué no, la continuará la lectura hermética de la Biblia de su abuela. En las siestas hay espacio para la fantasía: adaptaciones, cuentos históricos, la memoria atroz del pueblo que gritó el Nunca más. Hay lectores que abren puertas a otros lectores: en este caso, son docentes que nos abrieron puertas a otras versiones o estudios que nos reúnen antes o después de la oficina, lectores-curiosos, lectores-a-tiempo-completo.
    Tampoco falta en este camino lugar para otros usos de la memoria. La que recuerda datos de libros es Jesica, la que reconstruye desde un nombre su propia historia sin adaptaciones.
    “Pasáme un mate Emanuel, que tengo sed de historias” le digo cuando escarba en su memoria. Leer “de más” es a veces un “escollo” social, a veces deshacer un “embrollo” personal con pequeñas dosis de fantasía. Por momentos, dejamos ir la lectura por otros rumbos, por momentos ella vuelve a recordarnos un lugar, una tarea, una palabra que no nos dijeron a tiempo.

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  14. Mi nombre es Luciana Merlo
    Desde chica me llamaban mucho la atención los dibujos de los libros de cuentos clasicos y ya de más grande se despertó en mi el interes por saber a que hacian referencia dichos dibujos. cuando comenze a leer en la escuela primaria los cuentos infantiles clasicos eran mi elección una y otra vez a la hora de leer. mi primaria transcurrió en una escuela rural y recuerdoque habia un libro grande que contenia estas historias fascinantes parami, entre ellos: "caperucita roja" "pinocho" "los tres cerditos" "Hansel y Gretel" "cenicienta" "Blancanieves" entre otros. En mi adolescencia y epoca de secundario recuerdo algunos de los libros que lei y quedaron en mi memoria como "El Principito", "Romeo y Julieta" entre otros y fuera de la escuela varios libros de Paulo Cohelo.
    Ya en el transcurso del profesorado se fue ampliando el campo de lectura y algunos de los libros que mas me han gustado son "Ines del Alma Mia" "El si de las niñas" "Maria" de Isaac ""La casa de los espiritus" y ultimamemte "El reves de las lagrimas" y "Mariposas Griegas" de Cristina Loza

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  15. Autobiografía lectora
    Mucho antes de “ese” libro muchos pasaron por frente mío, en jardín, durante mi trayectoria en los primeros años del colegio primario, sin embargo no recuerdo ninguno.
    Seguramente “ese” libro no es el mejor si lo vemos con óptica de crítico literario, pero fue el que despertó en mí esa necesidad placentera de seguir leyendo. Llego de las manos más tiernas y cálidas, con ese movimiento de ternura como solo las manos de mi madre pueden hacerlo.
    Todavía lo recuerdo, parada en la puerta de mi cuarto ella con los ojos fijos me dijo “ te regalo este libro para que lo leas ” y el color naranja inundo mi visión , el libro “Juvenilla” de Miguel Cane, con ese acto de simple ofrecimiento comencé un camino que no tenía retorno, comencé a leer a leer de verdad y convertirme de a poco en una especie de acumuladora de historias que no eran mías que estaban en el aire, a veces encontraba a los personajes de mis novelas caminando por la calle y así tenían cara, voz, movimientos y sonidos.
    Después llego “El Principito”, libro que leí en tres momentos diferentes de mi vida, y por ese motivo tuvo tres significados diferentes, la primera vez fue simplemente una historia, entre la segunda y la tercera hubo una especie de metamorfosis (ese libro no me gusto si admiro la capacidad extraordinaria de imaginación de KafKa , la capacidad de pensar a través de un insecto, que nunca quedo claro cuál fue.) del significado y pude ver más allá de la historia y sus personajes.
    Paulo Coelho vino después, libros que no me arrepiento de leer porque mucho tiempo después entendí que no eran buenos.
    Después continúe con las novelas, relatos históricos, policiales, me tragaba los libros en un abrir y cerrar de ojos, prefería, en muchas ocasiones, vivir en otro mundo, adueñarme de otras realidades y ahí me quedaba, a veces no podía diferenciar o ¿no quería hacerlo?.
    Llego el profesorado y con él más libros más hambre de descubrir, mas letras para combinar.
    El verano me asalto y con él la colección de Bonelli, si sé que critica mala que anda dando vuelta ella es su destinataria final, pero viaje me subí en el tren que me llevo desde el piringundín de Buenos Aires, al Congo, antes pase por Gaza, en el desierto arme una carpa , y jugué con la posibilidad (seguramente por una necesidad de ese momento) de que todo puede ocurrir a pesar de las leyes escritas y las no escritas también.
    Creo, quitándole a esa palabra el significado de la duda y eligiendo el de la afirmación, que lo más importante de mis lecturas fue que tuvo consecuencias, que todo cayo por el embudo de la escritura ( si desde “La Divina Comedia” tengo una obsesión con los embudos), no tengo peor defecto (para algunos) que escribirlo todo, intento siempre encontrar las historias en lo que sucede a mi alrededor armando una especie de realidad paralela para esos personajes de carne y hueso sin siquiera saber si ellos la prefieren, yo prefiero pensar que sí.
    Laura

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